LA GRACIA

      Hay una idea y una energía que me impulsa en este apasionado despertar de conciencia, y es la idea de la gracia. Esto no es un concepto religioso ni metafísico. Aquí lo expongo como una experiencia poderosa y totalmente vivificante. El mundo que vivimos cotidianamente y la civilización actual entera están construidos en la idea y el paradigma del esfuerzo. Desde que nacemos y en todos nuestros pasos por colegios, universidades, familias, trabajos, etc., es el esfuerzo personal el motor. Este es un programa mental madre casi imperceptible que nos dice que debemos esforzarnos porque lo que vale la pena cuesta, que nos dice que la vida es difícil, e infinidad de ideas parecidas. Tanto nos adiestramos a aprender esto que toda nuestra realidad cotidiana se convirtió en un reflejo del esfuerzo. Ir en auto todas las mañanas atravesando mares de tráfico para llegar al trabajo, viajar colgado de una baranda en un autobús repleto, escuchar horas y horas de enseñanzas que no resuenan en nuestra energía vital, vivir con conflictos y continuas preocupaciones y cantidad de situaciones desgastantes de todos los días no pueden ser algo natural ni una manera de vivir lúcida. Siempre me pareció que algo no estaba bien en el proyecto de vida que el mundo me ofrecía. Es increíble lo engañosa que es nuestra percepción, porque cuando comencé a querer salir de esta maraña de costumbres me resultó muy esforzado también. Tuve momentos de experimentar mucha liberación en cursos y talleres que realicé, pero momentos logrados a base de algún tipo de esfuerzo. Estos me dieron chispazos de luz pero no me condujeron a liberación duradera. Salir del paradigma del esfuerzo con esfuerzo no es ninguna solución. Sin darme cuenta mi cárcel de ideas estaba colapsando. Algo muy poderoso comenzó a suceder conmigo al experimentar una nueva energía para mí. Algo se comenzó a abrir realmente cuando comencé a conectarme y a recibir la gracia. Ella me regaló la liberadora experiencia de que todo lo bueno y verdadero no toma esfuerzo, sino que es fácil porque todo lo bueno y verdadero es lo único real que la vida nos puede dar. Por eso es fácil, porque es parte de la vida que soy. De la vida que brota potente en la naturaleza, en las relaciones amorosas, en el arte auténtico y en toda la creación. La estrellas son hermosas, extanciantes y están ahí porque son fruto de la gracia. No requiere esfuerzo contemplarlas ni enamorarse de ellas y seguirán estando allí más allá del esfuerzo humano. Un rascacielos puede ser una obra admirable, pero para construirlo requiere un esfuerzo y un sufrimiento humano incalculables y además puede caerse por varios imprevistos fuera de nuestro alcance, y eso ya lo hemos visto. 


      El esfuerzo es lo contrapuesto a vivir desde la fuerza interior. El esfuerzo es la fuerza mal entendida. Es una fuerza artificial, limitada y agotante. En ella uso la energía de mi identidad limitada y separada de los demás. En cambio la agraciada fuerza interna es el poder del Universo. Es la vitalidad infinita del alma. Esta energía esta conectada a todo y a todos, por eso solo nos puede traer bendiciones. Ella está a tu disposición a cada instante en que soltas tus propias soluciones y pedis ayuda a algo más grande que vos mismo. La propia energía de la gracia me fue llevando a este descubrimiento. Había comenzado a experimentar que yo no podía resolver mis propios conflictos. En esos momentos las causas de los problemas por los que siempre sufrí, como la soledad, la sensación de abandono, la sensación de carencia, comenzaron a mostrárseme delante de mis narices. Comencé a ver los problemas desde un lugar más elevado y así empezaron a soltarse realmente. La gracia eleva el estado vibratorio interno y nos hace ver nuestra realidad como parte de este estado. Así la sensación de sentirnos víctimas de algo exterior a nosotros comienza a desaparecer. Puedo pasar toda una vida en terapias y haciendo cursos que no desmerezco, pero si no logro experimentar la fuente real de mis problemas, lo único que lograré es cambiar de caras y de formas, pero mis problemas seguirán siendo los mismos. La gracia es la energía amorosa natural de la vida. Si la pedimos para nosotros, no estamos más que pidiendo nuestro derecho natural. Alguna vez fuimos agraciados y hermosos, pero nos entrenamos a buscar un éxito esforzado e ilusorio. Esta energía me devolvió la experiencia de que lo que vale la pena es fácil, porque lo único que vale la pena es vivir una vida llena de dicha y abundancia real.
Hoy en día esta gracia está comenzando a ser una ola imparable que barre con todo el sacrificado esfuerzo humano que nos lleva al sufrimiento. Si ves esta hola desde abajo, pensarás que está destruyendo todo y que lo que estamos viviendo es una catástrofe. Si te dejas arrastrar y comienzas a surfear en ella, verás que un mundo nuevo se está creando sobre la experiencia de que lo que realmente vale la pena es fácil y dura por siempre.
                                                                            Javier Aguilar

LIBERTAD...


Si una sola palabra tuviera que definir la espiritualidad práctica, seguramente sería LIBERTAD.

El despertar es posible cuando nuestra libertad interior nos permite ser tomados en los brazos de la Gracia para que esta nos muestre un Universo de infinitas posibilidades.

La libertad es darnos cuenta que nuestras creencias, condicionamientos, valores, religiones e ideologías, tan sólo son instrumentos funcionales para vivir en el mundo; esto nos permite ver que no tenemos porque identificarnos con ellos, igual que un auto, un abrigo o un martillo, los tomamos cuando nos hacen falta y podemos dejarlos cuando no nos son útiles.

Comenzamos el camino hacia la libertad cuando nos damos cuenta que la mente es el carcelero y en el corazón suena la voz de Dios que quiere liberarnos de todas nuestras ataduras.

Ver que somos esclavos de nosotros mismos… darnos cuenta que estamos cómodos en nuestra celda y que es la misma comodidad con la que creemos que nos gratificamos la que pone límite a nuestra evolución.

Nuestras expectativas son nuestras cadenas… Pueden ser un instrumento valioso para el crecimiento personal, pero igual que el conejo que persigue la zanahoria, pueden agotarnos en una carrera interminable si dejamos que se apropien de nuestra existencia.

Si puedes ver los matices de tu cultura, los condicionamientos de tu familia, los dogmas de tu religión, las limitaciones de tu ideología, y desde tu libertad volver a elegirlos, tu corazón seguirá vibrando expansivamente.

Cuando eres libre, realmente no necesitas elegir en desmedro de otra persona, otra idea u otro camino; simplemente transitas la vida en completa espontaneidad, abrazando tus contradicciones y deslumbrándote a cada paso de un mundo que se presenta nuevo.

Un niño es libre… ¡y tú y yo podemos volver a serlo!

La libertad no es un concepto, cuando la defines acabas con la libertad; la libertad es una experiencia que se manifiesta solo para ti. La libertad no puede ser comprendida ni explicada, tan solo puede ser saboreada.


Para liberarte usando tu capacidad de discernir:

Puedes ver desde donde das cada uno de tus pasos: ¿los das tú? ¿o los da una de tus creencias, una creencia de tus padres, una imposición de “tu” cultura?

Para liberarte usando el poder del corazón:

Puedes pedirle a Dios que te libere con intervención de la Gracia…

Observa cual funciona mejor para ti…

Pablo de la Iglesia