LIBERTAD...


Si una sola palabra tuviera que definir la espiritualidad práctica, seguramente sería LIBERTAD.

El despertar es posible cuando nuestra libertad interior nos permite ser tomados en los brazos de la Gracia para que esta nos muestre un Universo de infinitas posibilidades.

La libertad es darnos cuenta que nuestras creencias, condicionamientos, valores, religiones e ideologías, tan sólo son instrumentos funcionales para vivir en el mundo; esto nos permite ver que no tenemos porque identificarnos con ellos, igual que un auto, un abrigo o un martillo, los tomamos cuando nos hacen falta y podemos dejarlos cuando no nos son útiles.

Comenzamos el camino hacia la libertad cuando nos damos cuenta que la mente es el carcelero y en el corazón suena la voz de Dios que quiere liberarnos de todas nuestras ataduras.

Ver que somos esclavos de nosotros mismos… darnos cuenta que estamos cómodos en nuestra celda y que es la misma comodidad con la que creemos que nos gratificamos la que pone límite a nuestra evolución.

Nuestras expectativas son nuestras cadenas… Pueden ser un instrumento valioso para el crecimiento personal, pero igual que el conejo que persigue la zanahoria, pueden agotarnos en una carrera interminable si dejamos que se apropien de nuestra existencia.

Si puedes ver los matices de tu cultura, los condicionamientos de tu familia, los dogmas de tu religión, las limitaciones de tu ideología, y desde tu libertad volver a elegirlos, tu corazón seguirá vibrando expansivamente.

Cuando eres libre, realmente no necesitas elegir en desmedro de otra persona, otra idea u otro camino; simplemente transitas la vida en completa espontaneidad, abrazando tus contradicciones y deslumbrándote a cada paso de un mundo que se presenta nuevo.

Un niño es libre… ¡y tú y yo podemos volver a serlo!

La libertad no es un concepto, cuando la defines acabas con la libertad; la libertad es una experiencia que se manifiesta solo para ti. La libertad no puede ser comprendida ni explicada, tan solo puede ser saboreada.


Para liberarte usando tu capacidad de discernir:

Puedes ver desde donde das cada uno de tus pasos: ¿los das tú? ¿o los da una de tus creencias, una creencia de tus padres, una imposición de “tu” cultura?

Para liberarte usando el poder del corazón:

Puedes pedirle a Dios que te libere con intervención de la Gracia…

Observa cual funciona mejor para ti…

Pablo de la Iglesia

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