Sanando desde el corazón - Dra. Diana Schifrin



“Cuando me curo no soy el único que se cura”

Soy médica con formación tradicional, me encanta la ciencia. Siempre me apasionó el estudio y la investigación de las cosas que nos suceden en el cuerpo y en la salud en general.
Ya cuando era estudiante me interesaba en buscar nuevos horizontes, integrar la medicina con la psicología, con la sociología, sentía que no podía mirar a los pacientes, (en ese entonces mis primeras experiencias), como un hecho aislado del “TODO”.
Y así fue como dedicándome a la nutrición, profundicé el estudio y la terapéutica de los Trastornos de la Alimentación (Anorexia- Bulimia –Obesidad) desde un enfoque alternativo, integrador.
 Incluí e incluyo en el tratamiento el abordaje nutricional, respetando y dignificando la sensación de hambre como un “llamado” del cuerpo-mente al que hay que escuchar y saciar, y no manipular o luchar contra.
Me formé en EEUU con Jane Hirschmann y Carol Munter, precursoras de este enfoque, al que le fui dando naturalmente una forma más acorde a nuestra identidad.
Era una época de muchas satisfacciones laborales y personales, una gran alegría ver como las pacientes se mejoraban exitosamente.

Algo sucedió en mi vida, para ese entonces, algo que en ese momento fue un gran torbellino, derrumbe de todo lo conocido, y que hoy puedo contemplar con emoción, y compartirlo ya que sé, que puede ayudar a muchos.

Nació mi primer hijo, Tadeo, con Hipoplasia del ventrículo izquierdo, no se le había formado el corazón.

Los médicos que me atendieron en uno de los mejores sanatorios de la Capital, me informaron que no había cura, ni aquí ni en ningún lugar del mundo (fue en el año 96 donde aún no se hacían trasplantes cardíacos a recién nacidos)

Tuve que dejarlo ir con todo el dolor de mi alma, todo el dolor del papá,  y de todos nuestros seres queridos.

Quería seguir atendiendo” como siempre” y me desgarré los músculos de la pantorrilla, sin lugar a dudas  tenía que parar, TENÍA DESGARRADA EL ALMA.

A partir de ahí empecé a vivir un cambio, en mi percepción, en mis prioridades, ese momento de stop fue clave, empecé a DARME CUENTA.

Algo más estaba sucediendo, algo que no podía explicar con palabras, algo que me conmovía enormemente, que me sensibilizaba.
Muchas veces me acostaba a dormir y sentía que mi pecho, se salía de mí, latiendo, brillando, luminoso, una experiencia de expansión del corazón, hermosa, extática.
En el camino, nacieron mis dos hijas hermosas, mis compañeras de vida, permanentes maestras de la simpleza, lo espontáneo y lo esencial.
Como buena curiosa e investigadora comenzó ahí un camino de profundización de prácticas de meditación,  sanaciones energéticas, técnicas con imposición de manos entrenamiento mental , viajes a Universidades y academias de despertar  (en India y en EEUU)

Mas allá de las distintas y muy valiosas técnicas y disciplinas que aprendí y aprendo, está el hecho, el fenómeno que sucedió y sigue sucede, en el puro y vivo presente, se me abrió el corazón, el corazón energético, el corazón espiritual o “antariamin” como lo llaman en India.

Mi hijo Tadeo, me devolvió el corazón, el corazón que a él no se le formó renació en el mío.

Ahora, estoy abierta a todo lo que le sucede a todos los seres que se encuentran conmigo.
La vida se puso brillante, de colores, mi pasión es brindar sanación a todos los que la necesiten.
Ahora  sigo atendiendo desde mi conocimiento científico y desde mi alma, desde esa energía sanadora que palpita, que late, que brilla adentro mío.
Ahora la alquimia entre el conocimiento y el corazón hacen una danza, desde donde  sucede un fenómeno de curación maravilloso, inexplicable, que supera los límites de la comprensión con palabras.

Dra Diana Schifrin

2 comentarios:

  1. Tus palabras me dejaron sin palabras...
    una profunda emocion se hizo eco en mi, dejandome sin lagrimas...
    y aqui, ahora, en este preciso instante DESPERTAR.

    Gracias por compartir tu alma...

    Lorena, una peregrina del camino.

    ResponderEliminar
  2. Una testimonio extraordinario...puro y hermoso...

    ResponderEliminar